dc.description.abstract | Siempre fui notablemente curioso con respecto a la vida en los distintos países y continentes. Las
distintas formas de vivir, la diversidad, la historia, las costumbres y su política me generaron desde
chico la necesidad de investigar e intentar comprender cómo viven, principalmente en los lugares
más lejanos geográfica y culturalmente.
Hace un tiempo, leyendo un portal de noticias, me cruce con una nota sobre el “líder supremo” de
Corea del Norte que me llamo la atención: “Kim Jong-Un ordeno fusilar a cinco funcionarios del
Ministerio de Economía norcoreano que cuestionaron sus política. Sus familias fueron trasladadas
a un campo de concentración”
La noticia me pareció increíblemente impactante. En primer lugar me hizo sentir privilegiado de no
habitar un suelo donde una persona decide unilateralmente sobre la vida de otra y de su familia.
Pero también me hizo reflexionar y hacerme algunas preguntas ¿Cómo puede ser que el mundo
haga oídos sordos a regímenes y situaciones que traspasan los límites de la dignidad humana?
¿Cómo se defiende una persona cuando el Estado, en lugar de ser quien lo protege, es su
detractor? ¿Cómo se defiende una persona cuando el Estado no está capacitado para garantizar la
protección de sus derechos elementales? | es_ES |