dc.description.abstract | La modernización digital marcó el fin de las viejas estructuras de funcionamiento, dando lugar a su
transformación. Esto ha permitido dotar a los procesos de una mayor rapidez y efectividad.
Experiencias históricas, tales como la Revolución Industrial, dejan entrever lo anteriormente
expuesto. En aquellos tiempos se ha presenciado cómo los avances tecnológicos modificaron e
influenciaron todos los aspectos de la vida cotidiana de una u otra manera. Estas cuestiones hoy
en día son un hecho.
Como consecuencia de tales avances, la diplomacia, definida como el arte de representar,
negociar, proteger y promover los intereses de un Estado ante terceros (Convención de Viena1961) no ha quedado exenta de modificaciones.
Diversos autores aseguran que, la diplomacia moderna y los servicios diplomáticos, los cuales
tuvieron su origen en el desarrollo del Estado Nación, han evolucionado desde ese entonces,
incorporando a las Relaciones Internacionales diversos actores que complementan –si no
superan– la acción de los Estados en este espacio de la política internacional.
Ejemplo de lo expuesto es el avance de la Internet y la evolución a ritmo creciente de los
instrumentos de conexión, sumado a esto el abaratamiento de los costes de acceso a la tecnología
y al aumento de la velocidad de transmisión de datos, los cuales permitieron un vuelco en la forma
de actuar y de relacionarse en la sociedad, las empresas y las instituciones oficiales.
Dichos avances han permitido consolidar una fuerza de acción mucho más profunda para estos
actores, logrando tener un mayor peso propio. | es_ES |